miércoles, 30 de mayo de 2012

Ausencia de clasificaciones.

Normalmente, cuando escribo un post me las doy de escritor o de periodista. Me gusta creer que soy un genio de la palabra, un equilibrista de las frases, un artista de la expresión escrita. En fin que esto del ego es gratis en Internet y además no sueles oír las carcajadas de la gente pensando que eres idiota. Hoy sin embargo estoy escribiendo sin más, sin pensármelo, a bocajarro. Se me ocurrió ,al venir de un paseo por el parque, una idea. Trataré de exponerla. Cuando era pequeño, la única clasificación que tenía en la cabeza era que las personas eran simpáticas o antipáticas. Más adelante se me amontonaron más formas de diferenciar a los otros: Derechas, izquierdas, rico, pobre, de clase media, creyente, de otro país. Todavía que quedan más formas de clasificar pero no me apetece expresarlas. Esta reflexión es solo eso, lo que expresa, sin más. Ni necesito, ni quiero ser hoy un filósofo inesperado o un brillante sociólogo de tres al cuarto. Hoy sólo quería escribir.

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