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Hace poco me hice un perfil, o un espacio, o un como se llame en Twitter. Me encanta, me engancha. Tengo la íntima satisfacción se curiosear lo que dice gente importante, interesante, o todo lo contrario. La curiosidad, no tiene límites, es hermana de la pasión, o quizás es una de sus máscaras.
Sigues y te siguen en un mínimo acto de indiscreción, es una divertida locura. Vuelvo a experimentar el regocijo de saber que dicen en directo personas públicas y privadas. Me recuerda cuando me enganché a la radio hace años.
Cada vez que escribes un comentario, te emociona expresarte y te sorprende que haya quien lo lea. Cuando eres un completo desconocido te fascina que haya gente que te siga, ¡es tan emocionante!
También te asombra comprobar como los comentarios que salen escritos tienen repercusión en otros medios de gran alcance, y que estos consideren Twitter como otro gran medio.Retratamos una parte de nosotros con palabras e imágenes. Habitamos un mundo virtual paralelo, demasiado cercano al mundo de carne y hueso.
De todas formas me pregunto ¿son 140 caracteres suficientes? A veces si.
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