lunes, 3 de mayo de 2010

EL ESPEJO CON UN MARCO DE PORCELANA CHINA. Capítulo 4. Moratalaz.

Según David colgó el teléfono la amiga con derecho a roce que había ido a visitarlo, más que nada para tomar café, le dijo:
-Mira no me pongas carita de ofendido por la vida, mientras el tarugo ese te sople la pasta mejor pa tí.
-Si coño pero pero ni que estuviera buscando el santo grial, si lo que voy a hacer es buscar un librucho para un imbecil al que el ha tocado la lotería y que mejor sería que se lo gastara en putas a ver si así ponía los pies en la tierra.
-Pues que no se lo gaste en follar y que te lo dé a tí que buena falta te hace.
Se miraron como solo se miran los amantes cuando discuten y antes de besarse con locura ella miró sus ojos de color marrón oscuro y pensó: si hay que perder la cabeza que sea por un hombre guapo que además no es malo y tan bobo como los demás.
Lo que pasó durante unos veinte minutos pertenece a la intimidad de David y de María que así es como se llama la amiga con derecho a roce de nuestro falso investigador privado. Y pasó en Moratalaz un barrio de Madrid. Eso amigo mio tiene más merito, porque el amor verdadero en un barrio barrio luce muchísimo.

-Bueno a ver, dijo María, y entonces de que carallo es el libro que tienes que buscar
- No si el libro está ya buscado, si es que tiene gracia la cosa. Verás es un libro de una cosa de ovnis y está en una casa de un pueblo de Galicia, pero tengo yo que icom buscarlo por si los hombres de negro están al tanto de que alguien busca ese libro tan secretísimo.
-¿como? ¿y quien cojones son los hombre de negro? De eso no me habías dicho nada. ¡ A ver si te vas a meter en algún jaleo con camellos o con droga o algo.
-No me seas abuela ñoña leche! los hombres de negro se supone que son un grupo ocultísimo al margen incluso de los servicios secretos mas secretos del mundo que están al tanto de si ves ovnis y cosas así para taparte la boca. Pero vamos que es una parida cósmica del bibliotecario escocés, que ni existen ni hostias.
-Me dá pena ese Miguel, pobrecito se enamoró perdidamente de la chica aquella y se quedó como atontado para siempre y claro le toca la lotería y se queda allí en el extranjero ya para toda la vida.
- Pero bueno ahora te da pena, ¿no me habías dicho que aproveche que me da pasta por buscar un capricho idiota que le pone?
-Eso no quita para que me de pena. La mayor parte de los hombres tenéis menos sensibilidad que un semáforo. Y no me rechistes a ver si me voy a quedar embarazada.
-Veneno que tu me des, veneno que yo me tomo, dice David que a la sazón está igual de enamorado de María y a él no le importa que se le note.

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